Toda empresa, sea cual sea su ámbito de operaciones, tiene unos objetivos. Su desarrollo y crecimiento va a depender de que se alcancen o no; por eso es tan importante un buen planteamiento, real pero ambicioso. En particular para el sector, es muy interesante además que existan unos objetivos SMART en un negocio inmobiliario.
¿En qué consisten este tipo de objetivos? SMART es el acrónimo de términos en inglés que responden a cinco cuestiones fundamentales: son específicos, medibles, alcanzables, realistas y acotados en el tiempo.
Son objetivos que van a ayudar a diseñar un plan de actuación para lograr el crecimiento de la actividad. Y también van a permitir saber si el camino trazado es el correcto o hay que mejorarlo.
Objetivos SMART en el sector inmobiliario
Cada organización debe marcar su propia trayectoria, en este caso, los objetivos SMART en un negocio inmobiliario deben incluir:
1. Objetivos específicos
Si es el primero de los objetivos SMART en un negocio inmobiliario, no es por casualidad. Se trata de establecer con la máxima precisión qué es lo que se quiere alcanzar. De ello depende el diseño de la estrategia y las herramientas más adecuadas para conseguirlo.
Esos objetivos específicos pueden ser de muy diversa índole, desde conseguir un aumento porcentual concreto en el número de clientes a un incremento de la facturación en un periodo previamente establecido.
2. Objetivos medibles
De poco sirve contar con objetivos específicos si después no se pueden medir los resultados. Solo así se puede comprobar si se han alcanzado las metas planteadas o no. Pero en este sentido, también es esencial que haya unos criterios de medición claros, bien en porcentajes o bien en cifras concretas.
Siguiendo con los ejemplos, puede ser un incremento del 10% en las visitas a la web o alcanzar un número determinado de seguidores en las redes sociales.
3. Objetivos alcanzables
Dentro de los objetivos SMART en un negocio inmobiliario, ser realista es importante. No significa que se renuncie a la ambición, pero si los objetivos son inalcanzables, aparecerán el desencanto y la frustración.
Esos objetivos deben estar en consonancia con el recorrido de la empresa, con su situación actual y con el entorno en el que se desenvuelve. Dicho de otra forma, sería muy poco realista plantearse un aumento de un 20 % en la venta de pisos en medio de una crisis inmobiliaria, o plantearse un incremento de un 10 % en el número de clientes cuando en los últimos años ese incremento ha sido de un 2 %.
4. Objetivos relevantes
Siempre debe haber unas prioridades, también en el diseño y consecución de los objetivos de la empresa. Hay que centrar esfuerzos en objetivos realmente importantes, porque si se distrae la atención hacia cuestiones menores se estarán perdiendo tiempo y recursos.
Un ejemplo podría ser aumentar las ventas en una zona determinada que está en auge, en lugar de dispersar los esfuerzos en varias zonas donde la evolución del mercado inmobiliario está estancada.
5. Factor tiempo
El último de los objetivos SMART en un negocio inmobiliario se refiere al tiempo. Es imprescindible marcarse plazos para cumplir los objetivos. Puede ser un mes, un trimestre o un año entero. Pero las fechas deben ser también realistas y, sobre todo, inamovibles.
¿Dónde se pueden aplicar los objetivos SMART? Ejemplos
Realmente, estos objetivos se pueden plantear en casi cada apartado del funcionamiento de una inmobiliaria. Se pueden aplicar al número de clientes o de ventas, a las previsiones de inversión o contratación de personal, a los plazos para conseguir esos objetivos, a tiempos de respuesta, presencia en redes sociales, zonas de actuación…
De esta forma, ejemplos hay muchos:
- A corto plazo: aumentar el prestigio y la presencia en redes sociales para alcanzar un incremento mensual de un 10 % en visitas al blog e interacciones en redes sociales mediante campañas de marketing.
- A medio plazo: lograr un aumento del 10 % en el fichero de clientes potenciales en el siguiente semestre.
- A largo plazo: cerrar el año con un incremento de ventas de un 15 %, aumentando en un 5 % los porcentajes del ejercicio anterior.
Son ejemplos muy básicos, ya que cada empresa, según su situación y sus características debe diseñar su propio plan de actuación con objetivos concretos. Pero siempre es importante contar con herramientas que faciliten la gestión y el trabajo para alcanzar esas metas.
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