El sector inmobiliario con el COVID-19 ha cambiado su rumbo de manera inesperada. La pandemia y el confinamiento han afectado al sector reduciendo la actividad durante unos meses. Pero las consecuencias van mucho más allá.
¿Qué ha cambiado en el sector inmobiliario con el COVID-19?
Por un lado, se está empezando a ver un ajuste de precios. Es cierto que la situación económica ha provocado que muchos propietarios saquen al mercado sus viviendas, sobre todo segundas residencias. Sin embargo, hay un retraimiento en la inversión por temor a un futuro incierto, y eso lleva a rebajar los precios para atraer demanda. Aunque, nada tiene que ver con la crisis anterior.
En otro sentido, también es cierto que aquello que representa un problema para muchos vendedores y que obliga a abaratar el coste de la vivienda es también una oportunidad. Lo es para aquellos inversores que miran el futuro a medio y largo plazo o para personas que buscan un hogar.
Otra de las consecuencias del COVID-19 en el mercado inmobiliario se refiere a los alquileres. Pisos que se alquilaban como turísticos han quedado vacíos y con pocas perspectivas de ocupación, al menos de momento. Ante esta situación, muchos propietarios han decidido pasarlos al mercado del alquiler residencial.
Y un tercer efecto es el cambio en las tendencias de los compradores. El temor a un nuevo confinamiento y la extensión del teletrabajo ha provocado modificaciones en la demanda. Ahora se buscan preferentemente viviendas con jardín o, al menos, con una terraza. Lo han notado, y mucho, portales inmobiliarios como Spainhouses, en los que las búsquedas de casas con estos filtros se han multiplicado significativamente.
No es el único cambio en las preferencias de los compradores. La posibilidad de teletrabajar ha hecho también que la vista se fije más en viviendas más amplias y abiertas en áreas de la periferia, en ciudades pequeñas o incluso en zonas rurales. Sin la necesidad de desplazarse y con el comercio online plenamente establecido, alejarse del centro de las grandes ciudades es una posibilidad que cada vez se baraja con más frecuencia.
La necesidad de adaptarse a los cambios en el sector inmobiliario con el COVID-19
Cualquier crisis implica la necesidad de adaptarse, a veces de reinventarse, y el sector inmobiliario con el COVID-19 no ha sido ajeno a ello. Aunque muchas agencias ya estaban inmersas en un proceso de digitalización, los profundos cambios provocados por la crisis económica obligan a acelerar la transformación para sobrevivir en unas circunstancias excepcionales en las que la competitividad es una exigencia.
Las herramientas digitales permiten una mejor gestión de los activos de la cartera inmobiliaria en todos los aspectos. En ese sentido, un buen CRM es fundamental para dar visibilidad a los inmuebles, para mejorar la comunicación con los potenciales clientes, para gestionar la agenda y para desarrollar estrategias de marketing efectivas.
Las nuevas tecnologías ofrecen, además, un sinfín de posibilidades de las que es imprescindible aprovecharse para destacar frente a los competidores. En el caso del mercado inmobiliario, por ejemplo, los tours virtuales son un eficaz medio de atraer clientes y, a la vez, de ahorrar tiempo y costes.
Las herramientas informáticas también permiten obtener ingentes cantidades de información gracias a las búsquedas que realizan los usuarios. Estos datos ayudan a ajustar la oferta a la demanda, a plantear objetivos realistas, a trazar estrategias y, en su momento, a analizar resultados para poner en marcha medidas correctoras.
La crisis del coronavirus, por tanto, está suponiendo un enorme reto en el sector inmobiliario, pero también una oportunidad para modernizarse y para ganar en eficiencia.
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